Cuando estamos absortos viendo una película todos nuestros sentidos parecieran estar enfocados en la trama. Pasamos por toda la gama de emociones y sentimientos: ira, dolor, compasión, frustración, alegría...Aunque no parezca posible, durante un par de horas nos transportamos a otra "realidad" y la vivimos con intensidad. No somos el observador pasivo, distante, crítico que sólo ve una película. Nunca nos hacemos conscientes que sólo somos observadores de una irrealidad.
Así transcurre la vida para la mayoría de nosotros. Vivimos metidos en la "película" de nuestras vidas, que transcurre por la "pantalla" de nuestras mentes. Rara vez nos detenemos a concienciar el hecho que hay un OBSERVADOR detrás del observador, inmutable, blindado contra emociones y conflictos. El YO eterno, innombrado e informe.
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